Veo imágenes de figuras recordando un mismo cuerpo, ojos que divisan estigmas que murmuran en silencio, me veo y ya no estoy, me siento y mi cuerpo ya no late.
Escucho sonidos expresando los gestos morbosos de rostros embriagados en delirios; empañados en el elixir de lo prohibido, me escucho y ya no hay eco, me toco y mi voz ya no se propaga.
Palpo en mi piel, huellas de momentos innegables, de una humedad envuelta en placer; emano el aroma de un silencio inexplorable y ya mi piel no brota su esencia.
Ante esta imagen de mil rostros, evoco las que mis pensamientos fluyen al unísono de un reflejo.
Me encuentro fundida con mis demonios y el encuentro fatal ha de terminar… Mi voz ya no estará en tu voz.
Betzabeth D.
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